En
primer lugar la familia debe entender que la adicción es una
patología mental “patología adictiva”. Si entendemos que
realmente es una enfermedad mental tenemos que asumirla y darle una
cierta normalidad.
En
muchas ocasiones y a lo largo de la
evolución de una dependencia, observamos que los pacientes navegan
entre el deseo de cambio, la desesperanza absoluta y el abandono.
Puede
ser confuso para las familias comprender que esto es en realidad
parte de la misma enfermedad, y muchas veces de este desconocimiento
comienzan a surgir las nociones de que los pacientes tienen estas
conductas de forma consciente y con el ánimo de dañar a los demás.
De ahí que surjan muchas veces
respuestas familiares a los problemas
asociados a las conductas adictivas, que no contribuyen a la
resolución de la patología.
Las
ganas solas no son suficientes para solucionar las adicciones, las
enfermedades no se curan solo por voluntad propia. Por
supuesto que la voluntad y el esfuerzo por superarse son importantes,
pero el problema de las adicciones no radica exclusivamente en la
voluntad, y una “inyección” de esta no solucionará el problema
fundamental de la dependencia.
El
consumo de drogas intoxica y daña la forma de pensar de los
consumidores, eso afecta su forma de entender lo que se les
dice y sugiere. Los familiares también están afectados en sus
formas de pensar y en su funcionamiento, y esto puede dar lugar a no
acertar con la respuesta a los problemas.
Es
necesario mantener la calma. En el tratamiento de adicciones no
hay soluciones inmediatas. Deje de hacer lo
que hace si eso ya mostró que no ayuda, incluso puede ser que lo
empeore todo, hay que buscar otra forma de ayudarlos, crear otras
formas de intervención. Muchas veces puede ser útil la ayuda
externa de un terapeuta para la familia.
Trate
de no estar enfadado. Solo pensar en castigar no funciona. Pero
tampoco abandone a su familiar al olvido, no los ignore, el consumo
de las drogas continua y empeora el problema, pudiendo perder
definitivamente a nuestro familiar.
La
solución tampoco pasa por esperar a que alguien venga a por su
familiar y le solucione el problema. Lo ideal es que los
familiares participen activamente en el tratamiento de la adicciones.
Todas
las adicciones son patologías complejas tanto en historia evolutiva
como en tratamiento, y por tanto es necesario abordarlas desde
diferentes dimensiones.
Los
tratamientos en adicciones son complejos, multidisciplinares y
requieren un control constante del proceso evolutivo puesto que éste
suele ser más difícil de predecir que en otras patologías. La
participación familiar no solo es importante como apoyo terapéutico,
sino como un elemento que debe aportar estabilidad al afectado.
Las
recaídas durante el proceso de desabituación suelen darse por
cambios negativos en el estado de ánimo como ansiedad,
depresión, situaciones de estrés, ante el dolor, la presión social
al consumo y a la pérdida del control personal.
Normalmente
se suele pensar que las recaídas
son un fracaso total, esto
es un error.
Que
es una recaída?
La recaída se define como el proceso de retroceso a los patrones de comportamiento y pensamiento típicos de la adicción activa, que ya se habían superado, y que finalmente llevan de vuelta al consumo, retrocediendo hasta llegar de vuelta al estado de enfermedad adictiva que existía antes de comenzar la recuperación.
La recaída se define como el proceso de retroceso a los patrones de comportamiento y pensamiento típicos de la adicción activa, que ya se habían superado, y que finalmente llevan de vuelta al consumo, retrocediendo hasta llegar de vuelta al estado de enfermedad adictiva que existía antes de comenzar la recuperación.
A
pesar de que una recaída puede ser peligrosa y se traduce finalmente
en sufrimiento y pérdida de tiempo y energía, a veces las recaídas
también son períodos de aprendizaje, para una persona que desea
recuperarse.
A
pesar de estar conscientes de su problema y de tener buena disposición
para la recuperación, un adicto puede
recaer,
sino gestiona
correctamente
las situaciones de riesgo o descuida su proceso de cambio.
Después
de una recaída es mas probable que el adicto este más claro en que
cosas ha estado haciendo mal. Aún así no es necesario recaer para
poder aprender o avanzar en la recupeación.
Síntomas
de una recaída
Una persona en recuperación puede comenzar a mostrar síntomas de una recaída mucho antes del consumo. Poder identificar estos síntomas y tratarlos a tiempo puede ayudar a prevenir una recaída:
Una persona en recuperación puede comenzar a mostrar síntomas de una recaída mucho antes del consumo. Poder identificar estos síntomas y tratarlos a tiempo puede ayudar a prevenir una recaída:
1.-
Retorno del pensamiento obsesivo con respecto al uso: Podrían ser
pensamientos relativos al uso, sueños o deseos de consumir, aunque parecía que habían desaparecido.
2.- Actitud de desafío con respecto al plan de recuperación: Volver a los lugares de riesgo, volver a ver las personas relacionadas con el uso.
3.- Decuidar el plan de recuperación: Dejar de ir a reuniones, o faltar a las citas con el terapeuta, dejar de leer o hacer ejercicio.
4.- Aislamiento o pérdida de contacto: con las nuevas relaciones de recuperación.
5.- Irritabilidad: especialmente en las relaciones significativas del adicto.
6.- Obsesión con la imagen o los defectos físicos: dietas excesivas, preocupación excesiva acerca del peso.
7.- Sentimientos de depresión y ansiedad flotantes: sobrevienen estados emocionales incómodos que no necesariamente se relacionan con ningún evento externo.
8.- Renacen o se exaltan los resentimientos hacia otras personas.
9.- Discusiones frecuentes en el hogar y la familia.
10.- Se ponen a la defensiva al hablar del tema de su recuperación o al ser retroalimentados.
11.- Insomio, intranquilidad y dificultad para descansar.
12.- Preocupación obsesiva por el dinero y por la seguridad financiera.
2.- Actitud de desafío con respecto al plan de recuperación: Volver a los lugares de riesgo, volver a ver las personas relacionadas con el uso.
3.- Decuidar el plan de recuperación: Dejar de ir a reuniones, o faltar a las citas con el terapeuta, dejar de leer o hacer ejercicio.
4.- Aislamiento o pérdida de contacto: con las nuevas relaciones de recuperación.
5.- Irritabilidad: especialmente en las relaciones significativas del adicto.
6.- Obsesión con la imagen o los defectos físicos: dietas excesivas, preocupación excesiva acerca del peso.
7.- Sentimientos de depresión y ansiedad flotantes: sobrevienen estados emocionales incómodos que no necesariamente se relacionan con ningún evento externo.
8.- Renacen o se exaltan los resentimientos hacia otras personas.
9.- Discusiones frecuentes en el hogar y la familia.
10.- Se ponen a la defensiva al hablar del tema de su recuperación o al ser retroalimentados.
11.- Insomio, intranquilidad y dificultad para descansar.
12.- Preocupación obsesiva por el dinero y por la seguridad financiera.
El
proceso de recaída puede ser detenido ya sea por la propia
iniciativa o por la intervención de personas que rodean al adicto y
que le sirven de apoyo tales como familiares, terapeutas
o compañeros de grupo.
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